EL CONTROL
El control administrativo es la etapa de la gestión administrativa que se refiere a la evaluación de procesos y del rendimiento administrativo, así como de la identificación de desviaciones y posibles anomalías.
Dentro de la teoría y los estudios económicos y empresariales, el control administrativo se considera una de las fases que componen el proceso administrativo.
Mediante las funciones de control, las distintas organizaciones persiguen vigilar su funcionamiento. Es decir, establece patrones de seguimiento que permitan observar el rendimiento de la compañía. El motivo principal de su existencia es la valoración de parámetros que informen de un correcto funcionamiento a la hora de perseguir su misión o su actividad económica.
Dentro de las funciones administrativas pertenecientes al control administrativo se encuentran en común una serie de características:
- 1. Evaluación y seguimiento de procesos: Mediante la observación de la actividad de la organización, se pretende medir su funcionamiento y los niveles de eficiencia que arroja.
- 2. Elaboración de patrones y métricas: Tras la observación, el correcto control administrativo debe servir para establecer ratios o niveles óptimos de producción, funcionamiento, etc.
- 3. Búsqueda de eficiencia: El control administrativo busca la desaparición de diferencias entre lo planificado y lo ejecutado. Para ello, precisa de procesos administrativos y de producción lo más cercanos posible a los planteados en origen.
- 4. Identificación de anomalías: Teniendo en cuenta los puntos anteriores, el control debe identificar errores o incumplimientos procesales que aparezcan en el día a día de una organización.
El objetivo de la función administrativa de control es la de ver que todo se haga conforme fue planeado y organizado, según las órdenes dadas, para identificar los errores o desvíos con el fin de corregirlos y evitar su repetición.
Comentarios
Publicar un comentario